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Una tormenta en Matituy

En diciembre, durante nuestra visita a Matituy, hacia meses que no caía una sola gota de lluvia, debido al fenómeno del Niño. El agua escaseaba y el polvo, presente en tiempos normales de sequia, estaba por todos lados debido a los trabajos realizados por la alcaldía para reparar el alcantarillado del pueblo.

El 16 de diciembre, después de largos días soleados, cayó una tormenta con granizo, nunca vista hasta ese día por los habitantes mas antiguos de Matituy y por primera vez en 100 años de historia. El granizo enorme, golpeaba con violencia los techos en zinc y se entraba por las ranuras del techo, de las ventanas y de las puertas de las casas.


Rápidamente, se formó un rio en medio de la calle, llevando todo lo que encontraba a su paso. Las goteras se multiplicaron en la casa, mojando las camas, las cajas con los juegos y juguetes traídos desde Suiza para distribuir entre las diferentes bibliotecas de la red de lectura de La Florida. El agua se entraba por todas partes, por debajo de las puertas, inundando una gran parte de la casa. En un momento se fue la luz y nos quedamos completamente a oscuras. Con ayuda de linternas y de plástico, logramos cubrir las camas y las cajas con los juegos, para protegerlas de la tormenta y con ayuda de toallas y lo que encontrábamos, tapábamos las rendijas de las puertas para impedir que el agua continuara entrando.

Agotados y empapados, observamos impotentes como la tormenta y el aguacero golpeaban la huerta que Cristina y Nicolas habían sembrado con tanto esfuerzo y cuidados. El invernaderito que protegía las plántulas, se voló bajo la fuerza del viento, y tuvimos que salir bajo la lluvia para tratar de amarrarlo de nuevo. Al día siguiente supimos que los cultivos de café de las familias de la región habían sufrido la misma suerte. Todo el trabajo perdido? todo destruido en unos cuantos minutos por las fuerzas de la naturaleza ?

Y qué habría sido de la biblioteca ? los libros estarían protegidos de la tormenta ? Esperamos a que escampara y corrimos para ver que había pasado.

El agua también había entrado a la biblioteca: el granizo había entrado por las ranuras del techo y escurría por las paredes, alcanzando algunos de los libros que estaban apoyados en el muro. Afortunadamente solo fueron algunos libros, pero cada libro es único, cada libro cuenta y cada libro mojado representaba una pérdida. Recogimos los libros, los instrumentos de música y los juegos y los pusimos fuera del alcance del agua. Los libros mojados los pusimos a secar y despegar cada hoja y los dejamos suspendidos para que las páginas no se pegaran.

Al día siguiente, se repararon las goteras en la biblioteca para prevenir futuros accidentes. Los niñ@s, los jóvenes y los adultos participaron en la limpieza y la reorganización de la biblioteca. Cada libro, cada juego, cada instrumento y cada estante se limpió y se volvió a poner en su sitio. Todo esto, debe cohabitar y resistir al polvo, al agua y al barro, que hacen parte de la vida cotidiana en Matituy.

Gracias a la colaboración y al trabajo en equipo de los habitantes de Matituy, la biblioteca sobrevivió a la tormenta y esta lista para comenzar un nuevo año.

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