Música campesina en Matituy
Durante todo el día y frecuentemente hasta tarde en la noche, en las calles de Matituy y de las comunidades cercanas resuenan ritmos variados : vallenato y cumbia para despertarse con el sol, bachata para hacer suspirar a las niñas, despecho cuando hay que olvidar que ella se fué y para tomar aguardiente en la tienda pero también hay música religiosa con flautas andinas acompañadas por las campanas de la Iglesia. Mas discreto, el reggaeton y el rock, pero igual se buscan un espacio entre las calles polvorientas.
Además, hay esta música mas rara, que se escucha a veces en el bus y siempre en las fiestas. Una música de cuerdas donde el requinto, guitarra pequeña utilizada desde Mexico al Ecuador, es el rey danzante del ritmo del guïro y donde las voces se entremezclan, contando historias cándidas de amores perdidos, encontrados, eternos o frágiles que hacen reír o llorar. Es la música mas triste de las músicas alegres, la salsa nariñense, el son sureño que mece la existencia de estos campesinos y campesinas desde la cuna y no se escucha en ninguna otra parte, solamente en estos relieves andinos de Nariño.
Entre las veredas de Tunja Grande y Matituy, la región cuenta con numerosos grupos de música autodidactas que hacen vivir esta música en las fiestas campesinas, las comparsas de carnavales, los concursos musicales. En medio de su repertorio, la música de cuerdas se mezcla con géneros mas populares a nivel nacional : cumbia, merengue, música romántica, rock.
Llevado por la visión de los espacios culturales abiertos, el proyecto de bibliotecas-casa comunitarias comprende bien este componente esencial de la vida artística local. Cada sitio esta dotado así, de instrumentos de música : guitarras, bajos, güiros, congas, timbales, teclados, baterías…La idea es ofrecer lugares de ensayos comunitarios con el fin de permitir a nuevos grupos surgir, para que vengan a enriquecer la escena musical de la región.
En la vereda de Quebrada Honda, que constituye un vividero de músicos reconocidos, la biblioteca Gotitas de Paz cumplió las funciones de experiencia pionera. Es aquí que desde hace varios años, niñ@s y adolescentes han aprovechado los instrumentos de música y la presencia de profesores pagados por la alcaldía con el objetivo de ofrecer alternativas a la delincuencia juvenil, en esta vereda clasificada como zona roja. Actualmente, el Grupo Escala, nacido en la biblioteca y que integra siete jóvenes entre 10 y 15 años, interpreta cumbia y otros géneros musicales en las fiestas locales.
Siguiendo los trazos de Quebrada Honda, el proyecto actual, pretende reproducir la experiencia en cada casa comunitaria integrada a la red de lectura de La Florida. Si la dotación instrumental existe ya, todavía queda convencer la Casa de la Cultura de la Alcaldía de La Florida de contratar profesores de música, en lo posible músicos de la región. La tarea se presenta ardua pues la cultura no es aparentemente la prioridad de este municipio que se ha visto amputado de la mayoría de su presupuesto por estar situado en una zona de riesgo volcánico.
Mientras tanto, y es posiblemente a la vez el infortunio y la oportunidad ofrecida por estas zonas precarias,
donde el estado no asume la misión que se le da bajo otras latitudes, nos organizamos como podemos, entre nosotros, ofreciendo cursos de guitarra gratuitos con los músicos jóvenes de la región. Pequeños proyectos emergen, como ese grupo suizo- nariñense que monta interpretaciones de rock para las fiestas culturales de Matituy o ese dúo de niños de Quebrada Honda que se presenta en el concurso de música campesina de estas mismas fiestas. Las cosas se organizan a su ritmo, al servicio de la pasión compartida por la música que continuara siempre a darle ritmo a la vida cotidiana de estas comunidades, saliendo de sus casas para poblar con melodías los caminos terrosos. Estamos seguros que este amor por la música será el ultimo en dejar sus armas en la guerra desenfrenada por la desposesión cultural de las campos colombianos.